domingo, 10 de noviembre de 2019

Después

Después de años regreso a escribir, con la necesidad de gritar en un sitio en donde me pueda desahogar sin que nadie me escuche. Donde me sienta aliviado dentro de mi deseo de seguir siendo invisible.

Después de no verme en el espejo, de ignorar mi estado emocional, me veo en la necesidad de abrir de nuevo el cajón. Un cajón que vomita problemas cada que lo abro, pero que de vez en cuando es necesario organizarlo.

Después de intentar encontrar mi camino, de descubrir que el camino se crea conforme uno camina a través de él. Después de no saber para donde caminar, con ganas de correr pero sin ganas de abrir los ojos y con miedo de tropezar, abro poco un ojo para arriesgarme.

Caminé tan lejos que acabé en el otro lado del planeta, comenzando desde cero. Pensando que podría mantener una relación que estaba condenada, estuve tanto tiempo vacío por dentro que ni el alcohol ni las drogas ni el sexo me saciaban, buscando llenar vacíos que no podían ser llenados.

A punto de correr de nuevo, a punto de rendirme, de desaparecer de nuevo, me resistí y seguí adelante. Continué con mi vida, ignorando todos mis problemas internos, presentando altibajos emocionales. Días alegres, días grises, y hasta días negros con ganas de acabar con todo. La distancia fue demasiado grande, el cambio cultural fue demasiado y al no tener a donde correr me enfrenté con todo lo olvidado. Me enfrenté con mi reflejo en el espejo y no fue placentero ni breve. Lidiando conmigo y tratando de mantener una vida social sana, seguí adelante hasta que la bomba cayó.

Una piñata de emociones que me sacudió tan fuerte que no sabía que sucedía dentro de mí. Mentiras, decepciones, hipocresía, tristeza, desconfianza, traición, muerte... pero dentro de la piñata había también alegría, compañerismo, esperanza, confianza y amor. Eso me mantuvo a flote y me salvó de abandonar todo, de la nada surgió una persona que no esperaba, que sabía que existía pero nunca pensé que se volviera tan importante.

Una razón para seguir, un impulso para surgir de nuevo y no rendirme. Una voz motivante que me ayudó a salir adelante. Un hombro en donde llorar, un par de brazos de seguridad y un sorpresivo amor que nunca pensé que tendría...